miércoles, diciembre 14, 2005

Las famosas cadenitas.

A todos nos llega de vez en cuando algún mail lleno de direcciones de otras casillas y de una longitud impresionante, y que solo al llegar al final de tas cuenta que es una cadena, de esas que te prometen realidades impensadas o las penas del infierno en caso de que la rompas.

Como a mí me han estado llegando nuevamente estos desperdicios de bytes, aquí les dejo una pequeña carta de agradecimiento que encontré en la red, y grafica claramente mi consideración a estos mailcillos... (leer post completo)

GRACIAS POR LAS CADENAS DE E-MAIL

Les doy las gracias por todas las cadenas de e-mail que me mandaron durante todo este tiempo; las seguí al pie de la letra, y gracias a ellas y a los que me las enviaron...

A) Ya no saco el dinero de los cajeros porque me pueden poner una pantalla falsa que me hace creer que se tragó la tarjeta y después me robarán mi dinero.
B) Dejé de tomar Coca-Cola después de enterarme que sirve hasta para quitar el sarro de los inodoros y además me oxida el miembro y la ropa interior.
C) Dejé de ir al cine por miedo a sentarme en una butaca y pincharme el culo con una jeringa infectada de SIDA.
D) Apesto, huelo como un chivo, porque dejé de usar desodorantes, ya que producen cáncer en las axilas.
E) No dejo el auto en los estacionamientos ni en ningún otro lado y a veces tengo que caminar como 7 cuadras por miedo a que me droguen con la muestra de un perfume para robarme el vehículo y quizás hasta me violen y me rompan el orto.
F) Dejé de contestar las llamadas telefónicas, temiendo que me pidiesen marcar el 9 y que se yo que más y me llegue una cuenta telefónica descomunal porque me robaron la línea y llamaron a mi cargo a Uganda, Singapur, Estocolmo, Tokio y a la concha de la lora.
G) Suspendí el consumo de varios alimentos por miedo a los estrógenos, a los transgénicos y a no sé a cuantas pelotudeces más.
H) Dejé de comer pollo y hamburguesas porque no son más que carne de engendros horripilantes sin ojos ni plumas, cultivados en un laboratorio.
I) Tampoco fui más a Mc Donalds para no morfar hamburguesas hechas con, además de la carne del punto anterior, una especie de lombrices.
J) Tampoco hago más el amor por miedo a contagiarme algo.
K) Dejé de tomar cualquier cosa que venga en lata por miedo a morir envenenado por la orina de los ratones.
L) Me estoy volviendo raro ya que en las fiestas no le hago caso a ninguna chica que me tire un lance, por más buena que esté, por miedo a que me robe mis riñones y me deje dormido en una bañera con hielo.
M) Ya no uso el microondas por miedo a sufrir una súbita ebullición que me quemaría totalmente la cara apenas retirara mi sopa o el café que acostumbraba a calentar todas las mañanas.
N) Gasté más de $500 en limpieza de virus de mi PC por las cadenas que decían que me reenvían a mí también, y la mitad de los reenvíos estaban infectados.
O) Doné unos $1.000 de mis ahorros a las 638 cuentas de Amy Bruce, una niñita enferma que estuvo a punto de morir unas 7.245 veces en 4.354 hospitales y que tiene siete años desde 1993 (vaya forma de descubrir que es mentira que los chicos crecen).
P) Dejé de hacer, tomar y comer tantas cosas, que casi me muero de aburrimiento, de hambre y de pelotudo.
Q) Esperé durante semanas como un boludo junto a mi correo, los 150.000 dólares que me mandarían Microsoft y AOL por participar en la prueba de rastreo de los e-mails y encima Telecom me rompió el orto con una factura de $1.000 por uso de internet para mandarlos.
R) El prometido viaje a Europa con todo pago (y hasta minas en bolas) tampoco llegó.
S) No recibí el 1.000.000 de dólares, ni el Ferrari, ni tuve un fin de semana largo de joda con Pampita! (las 3 cosas que pedí como deseo después de mandar a 10 personas el Mantra Mágico enviado por el mismísimo Dalai Lama!).
T) Envié más de 500 firmas en contra de la guerra de USA contra Irak y ahora me dijeron que estoy en una lista de terroristas sospechosos y que en cualquier momento me cagarán a tiros.
U) Descubrí, eso sí, que todos mis problemas y males son a causa de alguna reputa cadena que rompí u olvidé seguir y por eso me cayó encima una maldición del carajo.

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